sábado, 6 de marzo de 2021

¿Qué hacemos con la lengua helena?

Las 12 guerreras que luchan para que la asignatura de griego sobreviva

Unas estudiantes de Sevilla se movilizan para que la materia no desaparezca de su instituto y para reabrir el debate sobre la importancia de las Humanidades en la educación

SANTIAGO CAÑAS BONCI

Sevilla - 05 MAR 2021 - 12:32 CET

La profesora Encarnación Yáñez les contó a sus únicas 12 alumnas de Griego que seguramente fueran el último grupo que recibiría la asignatura en su centro, el IES Néstor Almendros de Tomares (Sevilla). Al ser una optativa del Bachillerato de Humanidades es necesario llegar a un mínimo de 15 solicitantes para que se conforme el grupo de la materia. A estas chicas de 2º de Bachillerato les pareció tan “injusta” esa posibilidad que se pusieron manos a la obra: publicaron un escrito en la plataforma change.org detallando su protesta “por la situación de la asignatura de Griego”. Han recabado más de 6.500 firmas y el apoyo de otros institutos y alumnos a través de las redes sociales y de la Real Academia de Bellas de Artes de San Fernando que, en una misiva al director del centro, ha avisado de que llevara el asunto a la próxima reunión del Instituto de España. La iniciativa de las chicas trata de poner otra vez sobre la mesa el debate de las lenguas clásicas en la Educación Secundaria.

Las clases de Griego de las chicas comenzaron en Primero de Bachillerato con 16 alumnos. Pero cuatro de ellos ―solo dos chicos―, abandonaron. Este año no se ha formado grupo de la materia helena en ese nivel al haberse inscrito solo seis estudiantes, indica la dirección del centro. Ahora, antes de irse, quieren dejar su huella para que los que vengan puedan disfrutar igual que lo han hecho ellas.

En círculo y a modo de clase peripatética, Sara Romero, que hace las veces de portavoz, explica: “Estamos muy unidas con la asignatura. Si no luchábamos nosotras, ¿quién lo iba a hacer?”. El director del IES Néstor Almendros, Juan Eduardo Escalona, comprende la iniciativa de las alumnas, pero señala que ellos “se rigen por las normas de la Consejería de Educación”. Y añade: “Siempre la ofertamos, pero los alumnos no se decantan por ella. Si son solo seis alumnos no podemos destinar un profesor a eso. Con 12 hemos hecho el esfuerzo, pero no hay horas ni profesorado. No solo con Griego, con todas, y no se puede tratar de forma distinta a una asignatura que al resto”. Desde el Ministerio de Educación señalan que “la materia de Griego está presente en el currículo de Humanidades y no hay previsión de cambio a este respecto”.

El primer contacto de los estudiantes de Secundaria con las lenguas clásicas es con la asignatura de Cultura Clásica, que se oferta de 1º a 4º de la ESO, pero que puede no cursarse si no se alcanza un cupo mínimo que establece cada comunidad. La Sociedad Española de Estudios Clásicos (SEEC) lleva años luchando para que no desaparezcan de la Secundaria las materias clásicas. “Queremos que al menos una de las asignaturas de Humanidades tenga una o dos horas obligatorias en la Secundaria. Todas las especialidades lo tienen excepto las nuestras”, reclama su presidente, Jesús de la Villa. Sin embargo, en las negociaciones para la nueva ley educativa, y tras conversar con todos los partidos políticos, no lo consiguieron. Educación indica que, en el desarrollo de la ley, “se está valorando esta petición, junto con las de otras organizaciones de otros ámbitos”.

Antonio Cabrales, profesor de Economía de la Universidad Carlos III de Madrid considera “razonable que se limite la oferta si no hay una demanda mínima, siempre y cuando se den alternativas al alumno”. Juan Luis Rubio, profesor de las asignaturas de Economía de la Educación y Legislación Educativa en la Universidad de Sevilla advierte de que “algunas asignaturas dependen del juego de la oferta y la demanda, que sirve en la economía pero no en la enseñanza. Quizá sea posible hallar una opción que, sin satisfacer por completo a ninguna de las partes, alcance al menos a lograr que la materia no desaparezca”. Educación aduce que, como alternativa, “la ley prevé que la materia se pueda cursar en otro centro o a distancia”.

Según De la Villa, la ley Celaá, la primera que no menciona el Latín y el Griego desde la Ley Moyano de 1857, tiene un aspecto que empeora a la anterior: “Crea un itinerario general en Bachillerato, donde irá el grueso de los alumnos y que pretende eliminar las especializadas”. La SEEC estima que, si no se apoyan estas materias, en un plazo de 12 a 15 años prácticamente no se impartirán lenguas clásicas en ningún centro de España.

Sin embargo, prosigue De la Villa, “el problema actual procede de la Lomce, cuando el Griego empezó a ser sustituible en Humanidades, y sobre todo de su aplicación en cada centro. En algunos no se ofrece el Griego, cosa que es ilegal y se ha llevado a los tribunales. También hay institutos donde hay profesor para impartirla y alumnos que quieren, pero no se llega al mínimo y no se da la clase. En otros, la dirección decide que como el número es pequeño, los profesores de Griego pasan a dar asignaturas afines”.

Esto lo conoce de primera mano Rosa Mariño, profesora de Griego desde hace 30 años, ahora en el IES Gregorio Marañón de Madrid. “Todos los años tengo alumnos que vienen de otros centros donde no tienen la posibilidad de cursarlo. Incluso me consta, por ellos, que ya antes del Bachillerato les comunican que no habrá Humanidades”. Esto le pasó a Lola Rodríguez, una de las chicas del Néstor Almendros, que fue a parar a este instituto exclusivamente por Latín y Griego, ya que, ni en Palomares del Río, de donde venía, ni, irónicamente, en el IES Ítaca, también de Tomares, le daban la posibilidad.

Más al norte, en Asturias, Dolores Utrera es la profesora de Griego del IES Virgen de Covadonga, en El Entrego, en la cuenca del río Nalón: “Yo imparto Griego, donde tengo 3 alumnos, Latín y Cultura Clásica. Puedo dar las tres porque mi instituto es pequeño y no hay tantos alumnos”. Utrera explica que “las enseñanzas de Secundaria no están destinadas a formar profesionales, sino a que los estudiantes tengan un conocimiento más completo del mundo que los rodea”. Además, cree que el desprestigio de la sociedad hacia las Humanidades se debe a “una tendencia excesiva a la practicidad de las asignaturas, que es más difícil de explicar en el caso de las clásicas”. Incluso algunos alumnos tienen que luchar contra la voluntad de sus padres, como le sucedió a Yáñez cuando se decidió por la carrera de Clásicas.

Todas las chicas del Néstor Almendros coinciden en que estudiar las lenguas clásicas les aporta valores imprescindibles para la vida. Muchas veces han sufrido comentarios como: “¿Para qué estudias eso si no sirve para nada?”. “Prefiero estudiar lo que me gusta a lo que, supuestamente, me va a dar más dinero”, contesta Lucía Bertolucci.

“No queremos atacar a nadie. Queremos que no se le niegue la materia a ningún alumno. Si no se puede por ley, al menos que esto fomente que otros se lo piensen y así se llegue al mínimo”, insisten las chicas. “Hay gente que nos dice que si solo 12 personas han elegido la asignatura será por algo. No es así: no la escogen porque no la conocen. Si no sabes que una materia es tan bonita, ¿cómo vas a elegirla?”, reflexiona Lola.

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