jueves, 6 de marzo de 2025

La nueva norma de universidades da más facilidades a las privadas

La nueva normativa se entromete en la gerencia de los centros, lo que indigna a los rectores, y no establece ninguna exigencia ni objetivo en lo relativo a la investigación

El País (Madrid)6 Mar 2025

ELISA SILIÓ

El Gobierno de Isabel Díaz Ayuso pretende allanar el camino a la implantación de más universidades privadas en la Comunidad de Madrid —ya hay 13, además de 24 centros adscritos y cinco campus que dan títulos extranjeros— a través de un artículo de la Ley de Enseñanzas Superiores, Universidades y Ciencia, la primera de estas características en la región. EL PAÍS ha accedido a parte de su anteproyecto: “Cualquier universidad española, pública o privada, radicada en otra comunidad autónoma podrá solicitar la adscripción de un centro ubicado en la Comunidad de Madrid en los términos definidos por la normativa nacional y la presente ley, en cuyo caso se requerirá la autorización del consejero competente”. Ya está procediendo así la Universidad Católica de Murcia, propiedad de los Kikos (Camino Neocatecumenal), que se está estableciendo en Torrejón de Ardoz por esta vía, que evita la votación en el Parlamento regional, pero la norma le da carta blanca de manera explícita. Su “objeto exclusivo” es “la impartición de enseñanza superior y, en su caso, llevar a cabo actividades de investigación”. Es decir, estos centros adscritos no están obligados a comportarse como una universidad, que está forzada a hacer ciencia.

Existe una supuesta intención de controlar el número de plazas a través de un mapa de titulaciones, pero no hay concreción sobre si podría denegarse su apertura por ese motivo. Actualmente se puede estudiar Psicología en 14 universidades de la Comunidad de Madrid, Odontología en seis, Veterinaria en tres y Criminología en ocho, pese a que los colegios profesionales alertan de la precariedad del empleo. En muchas carreras, como Medicina o Ciencias del Deporte, ya hay más alumnos inscritos en primero en una privada que en una pública.

El consejero de Educación de la Comunidad de Madrid, Emilio Viciana, durante un encuentro informal con la prensa el pasado julio para hablar del proyecto, comentó que se iban a regular “por primera vez” las universidades privadas. “Se echaba en falta, para garantizar la calidad y la exigencia, desde el punto de vista de infraestructuras, docentes, investigación”, aseguró entonces. Pero los requisitos son muy laxos. Por ejemplo, dice que todas las universidades, con independencia de su titularidad, deberán “disponer de recursos adecuados” y que tienen que aportar información sobre su previsión de alumnos o gastos y una auditoría de su viabilidad económica. Ni una palabra de su obligación de investigar y transferir conocimiento, sin duda el talón de Aquiles de las privadas. La ley madrileña dista mucho de la que prepara el Gobierno de Castilla-La Mancha, que se encuentra en consulta pública, y que fuerza a demostrar la calidad de la iniciativa y a invertir en investigación. “No queremos convertirnos en una máquina de expedir títulos, ni en el satélite de las universidades privadas de Madrid”, aseguró José Antonio Castro, director general de Universidades de Castilla-La Mancha a este periódico.

La norma madrileña dicta que deberán “recabarse informes” del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y otros órganos para crear una universidad, pero no obliga a que estos sean favorables. Desde 2020, la Fundación para el Conocimiento Madri+d, ligada al Gobierno autonómico, encarga informes a una comisión de expertos, pero luego obvia sus conclusiones negativas.

El anteproyecto sí establece que los promotores de una universidad presenten una garantía financiera de al menos cuatro millones de euros. Ahora reina la anarquía. La norma fuerza a que las nuevas privadas dispongan de “un plan de becas y ayudas al estudio que, al menos en alguna de sus modalidades, tenga en cuenta criterios socioeconómicos en su concesión”. No concreta cuántas.

Actualmente, las privadas madrileñas para el grado de Medicina sí que ofertan becas, pero solo tienen en cuenta el expediente, no la renta familiar.

Respecto a las universidades a distancia que pudiesen implantarse, el texto obliga a que la mitad de sus investigadores y personal de administración resida en territorio nacional. El artículo da una idea de la nula intención de la Administración regional de que en estos centros online se haga ciencia. Aunque se crea la Agencia de Calidad, Evaluación y Titulaciones de las Enseñanzas Superiores, solo va a evaluar al personal investigador de la pública. El de la privada va a seguir yendo por libre.

Puentes con la FP

La ley madrileña pretende que la universidad establezca puentes estrechos con la FP y las enseñanzas artísticas, de forma que sus centros puedan estar vinculados a una universidad y se reconozcan sin problema los créditos cursados en los otros estudios, así como la movilidad de los profesores. Estos artículos favorecen mucho a los empresarios que están apostando fuertemente por este negocio. El curso pasado había en Madrid más alumnos de FP Superior en centros privados y concertados (50.000) que en los públicos (46.319).

Respecto a las prácticas de los alumnos, se crea un distrito único. En las curriculares de FP de la rama sanitaria los hospitales y ambulatorios públicos tendrán que garantizar las plazas para todos los centros sostenidos con fondos públicos, es decir incluir también a los concertados. La escasez de puestos ha echado a las calles a los estudiantes de la pública. Mientras que, en los grados universitarios, tendrán preferencia los de la pública y, si sobran plazas, se ofrecerán a otros campus.

La Comunidad de Madrid pretende participar en la elección del gerente a través del presidente del Consejo Social; ahora este es elegido por el rector y solo participa formalmente el presidente. En muchas ocasiones, si la batalla de las elecciones no ha sido cruenta, el nuevo rector deja al frente de la gerencia al del mandato anterior. El presidente del consejo es designado directamente por el Gobierno regional y no suele desviarse de sus políticas. Francisco Marhuenda, profesor de la Rey Juan Carlos y director de La Razón, es el presidente del consejo de la Carlos III y Joaquín Leguina lo ha sido durante 22 años en Alcalá de Henares —en contra de los estatutos— y le acaba de sustituir el exconsejero del PP Carlos Mayor Oreja.

Asimismo, la ley afirma que, escuchado el rector, el Consejo Social de la universidad —el puente entre la sociedad y la academia— nombrará y cesará al interventor, que supervisará y controlará la economía interna. Los rectores piensan, sin embargo,

El Gobierno regional nombra al presidente del consejo, siempre afín a sus políticas

El texto anima a las públicas a “constituir fondos de inversión” para lograr recursos que su función debería limitarse a casos en los que se “detectasen problemas en sus presupuestos”.

Esta aparente politización de la universidad escandaliza a los rectores de las seis universidades públicas de Madrid, quienes el pasado julio, cuando conocieron las primeras pinceladas de la ley, emitieron un comunicado durísimo en el que afirmaban que estas propuestas pueden “afectar directamente a la autonomía universitaria y a la organización de las universidades, generando situaciones inciertas y con carácter que puede considerarse invasivo sobre la autonomía universitaria”.

En el capítulo de la financiación, la madre de todas las batallas en Madrid —la comunidad en España que peor financia por alumno (6.000 euros), puesto que con lo que reciben los rectorados no se cubren las nóminas— la ley divide el gasto, como ya se preveía, en tres apartados: básica (personal, gastos corrientes e inversiones), necesidades específicas (infraestructuras y equipamientos) y por objetivos. Esta división, si se aumenta la cuantía, convence a los rectores, que el martes se reunieron con Viciana y desde ahora lo harán periódicamente.

La principal mejora es que la financiación por objetivos es un contrato programa para cinco años, como el que está implantado en casi todas las comunidades, y ello permite prever gastos y hacer planes a medio plazo.

La comunidad enumera “mejores usos académicos” para que los tengan en cuenta las universidades a la hora de presentar su propuesta de contrato: porcentaje de endogamia (doctores que han leído la tesis en la universidad en la que trabajan), coordinación para que los estudiantes puedan cursar asignaturas en otras universidades madrileñas, inserción laboral contrastada de sus graduados o fomentar una selectividad como la que existe en Cataluña para quienes quieran ser maestros. El artículo 90 anima, además, a las universidades públicas a “constituir fondos de inversión u otros mecanismos financieros destinados a la obtención de recursos para el despliegue de sus actividades”.

Los rectores tendrán que ser catedráticos, como hasta ahora, aunque la Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU, 2023) permite que lo sean profesores titulares con acreditados méritos científicos y de gestión. En cuanto a las figuras laborales, la polémica se adscribe al profesor ayudante doctor. El candidato tiene que haberse desvinculado de la universidad convocante al menos durante dos años, a no ser que se haya doctorado en otro centro. “Puede resultar contrario a derecho” y “aboca a dejar desiertos la mayoría de los concursos”, alertaron los rectores en julio. Además, la ley contempla “complementos retributivos individuales” no consolidables, para incentivar mejores resultados en docencia, investigación y gestión.

Elisa Silió (2025). La nueva norma de universidades da más facilidades a las privadas. El País (Madrid) (06.03.2025) p. 1.

martes, 21 de mayo de 2024

El auge de las carreras para salvar vidas sin estudiar Medicina

 "Apenas 1 de cada 13 solicitantes de la carrera de Medicina logró la plaza en el curso 2022/2023 en una universidad pública y aunque este año el Gobierno ha aumentado algo más de un 10% las plazas (ha financiado 706 puestos extra para cubrir las vacantes venideras de doctores), lo cierto es que miles de personas se quedan fuera. Y optar por las universidades privadas no está al alcance de cualquier bolsillo: cada año de los seis que duran los estudios pueden costar hasta 21.000 euros. Pero los campus (que desde 2010 pueden crear sus propios títulos fuera de un catálogo fijado por la Administración) no paran de inaugurar nuevos grados para profesionales que trabajan codo con codo con los doctores y que pueden resultar atractivos a aspirantes a Medicina que no han logrado entrar. Aunque, ojo, estas titulaciones suelen requerir una nota de corte elevada y la guerra por la milésima está servida.

La competencia en el acceso a Medicina siempre ha sido altísima, pero la pandemia puso de manifiesto la importancia de los servicios sanitarios y la demanda ha subido desde entonces un 76%. Otras carreras de asistencia sanitaria (enfermeras, psicólogos o fisioterapeutas) también tienen muchos interesados y se abre ahora la vía de la pura investigación.

Alfonso Mendoza, doctor en Microbiología, señala que la salud es “un tema cada vez más complejo, como casi todo en este mundo”. Destaca que de la parte más asistencial se encarga , sobre todo, la medicina pero que también “hay muchos componentes que permiten tener nuevos tratamientos y diagnósticos”. Y apunta: “Lo vimos bastante claro con la pandemia. Las soluciones vinieron de la investigación biomédica, que es la que acaba desarrollando una vacuna y unos tratamientos que desarrollan diagnósticos. La investigación crea las herramientas necesarias para la asistencia”. Estos instrumentos clave para el sistema sanitario engloban muchas nuevas carreras ofertadas por el sistema español: Bioinformática, Ciencias Biomédicas, Bioingenierías, Genética, Bioquímica, Biotecnología o Neurociencia.

La Universidad Carlos III pretendía comenzar en septiembre dos grados en Getafe (Madrid), Neurociencia y Ciencias Biomédicas, pero un retraso en las obras la ha llevado a apostar solo por el primero. “Ni en España ni en la Europa continental hay uno igual. La Universidad de Maastricht [Países Bajos] tiene uno [llamado] Neurociencias, pero cuando entras en el programa no tiene mucho que ver”, explica Mendoza, coordinador del grado. “En Estados Unidos, Canadá y Australia hay mucha tradición”, continúa.

Su facultad ha decidido hacer un “grado interdisciplinar” que aúne las tres formas anglosajonas de abordar la neurociencia (la biología alrededor del funcionamiento del sistema nervioso, el comportamiento y el aprendizaje, y el desarrollo de modelos matemáticos que ayuden a entender mejor cómo funciona el cerebro) con la idea de que los estudiantes se especialicen luego con el máster. Ofertarán entre 35 y 40 plazas y la docencia será en inglés. Al tratarse del primer año, no hay una nota de acceso orientativa. Lo que sí han detectado es interés entre los bachilleres.

El campo de las Ciencias Biomédicas está más explorado. El cirujano Luis Capitán, decano de Medicina y presidente de la Asociación de decanos y decanas de Biomedicina, Ciencias Biomédicas y afines de España, cuenta: “Cabíamos en un taxi cuando creamos la asociación en 2018 y ahora necesitamos más que un microbús. Dos facultades acaban de solicitar el ingreso”. Ya son 17.

“La carrera combina los conocimientos de la medicina y la biología, con la idea de que los alumnos al final de la carrera puedan aplicar avances en biología celular y molecular al área médica. Es verdad que, a veces, la ciencia básica caminaba por otro sitio y no llegaba a la clínica”, reconoce Capitán, que subraya la buena empleabilidad de sus graduados. Entre el 70% y el 73% trabaja a los dos años de terminar, afirma. Suelen hacer el máster.

En 2009 la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid) creó el grado de Biología Sanitaria desgajando en dos el de Biología y su decisión fue muy bien acogida por los estudiantes. La nueva titulación se situó entonces como la tercera con la nota de acceso más alta de la Universidad y hoy está en segunda posición, detrás de Medicina, cuenta Daniel Martín Vega, profesor de zoología y coordinador de la carrera. Fueron pioneros y ahora no tendrían inconveniente en cambiar su nombre por el de Ciencias Biomédicas, aunque por el momento mantienen el suyo. Sus titulados pueden optar, como los biomédicos, bioquímicos y biotecnólogos, al BIR (como el MIR, pero para biólogos) para trabajar en organismos públicos, pero hay también trabajo para ellos en laboratorios biomédicos o clínicos o en clínicas de fertilidad.

La faceta tecnológica

La medicina no solo se vincula cada vez más a la ciencia sino a la tecnología y surgen grados como el de Bioingeniería o Ingeniería Biomédica. “Es una especie de fusión de biología e ingeniería [eléctrica y de comunicaciones]. Puedo poner un ejemplo. Cada vez tenemos una población más envejecida, es más normal que alguien lleve una prótesis, las de titanio son muy caras y es una responsabilidad. Los médicos eran antes los que decidían si una prótesis estaba bien hecha o no y ahora cada vez más se acude a los ingenieros, porque al final una prótesis es una pieza de un binario. El ingeniero puede hacer el diseño y comprobar, sobre todo comprobar, que la pieza final se ajusta al diseño inicial”, resume Mendoza, adscrito al departamento de Bioingeniería de la Carlos III. Estos alumnos reciben mucha formación en tratamiento computacional de la información, además de unos sólidos fundamentos en biología y medicina para trabajar con válvulas, diseño de software y algoritmos de aplicaciones bioinformáticas, imágenes de rayos X o resonancias.

En esa línea va la carrera de Bioinformática, que en septiembre se ofertará al menos en 10 universidades, entre ellas las cuatro públicas de Barcelona que comparten la titulación. En la CEU San Pablo de Madrid se ofrecerá sola o en un doble grado con Genética. No tienen un tope de alumnos, pero creen que en el primer año se apuntarán unos 15. “En las noticias se habla de estudios experimentales, pero nunca de los autores de los análisis informáticos que permiten extraer conclusiones”, explica Osvaldo Graña, director del grado en Bioinformática y Datos Masivos. “La medicina personalizada o de precisión no se entiende sin la bioinformática”, sostiene.

Por ejemplo, si un paciente no responde a un tratamiento de forma satisfactoria, puede hacerse un estudio genético que quizás encuentre una mutación que explique lo que está pasando o el análisis puede prevenir enfermedades cambiando hábitos. Graña es biólogo e ingeniero técnico informático, hasta ocho años de formación que no le parecen necesarios. En cuatro años, cree que los estudiantes serán capaces de responder a los interrogantes. También los graduados en esta nueva rama de otras titulaciones.

Algunos de los nuevos títulos son Génetica, Bioinformática o Ingenería Biomédica"


Elisa Silió. El auge de las carreras para salvar vidas sin estudiar Medicina. El País (1ª Edición), 21.05.2024, p. 32. 

lunes, 23 de octubre de 2023

La verdad de las mentiras - Mario Vargas Llosa

«¿Qué diferencia hay, entonces, entre una ficción y un reportaje periodístico o un libro de historia? ¿No están compuestos ellos de palabras? ¿No encarcelan acaso en el tiempo artificial del relato ese torrente sin riberas, el tiempo real? La respuesta es: se trata de sistemas opuestos de aproximación a lo real. En tanto que la novela se rebela y transgrede la vida, aquellos géneros no pueden dejar de ser sus siervos. La noción de verdad o mentira funciona de manera distinta en cada caso. Para el periodismo o la historia la verdad depende del cotejo entre lo escrito y la realidad que lo inspira. A más cercanía, más verdad, y, a más distancia, más mentira. Decir que la Historia de la Revolución Francesa, de Michelet, o la Historia de la Conquista del Perú, de Prescott, son «novelescas» es vejarlas, insinuar que carecen de seriedad. En cambio, documentar los errores históricos de La guerra y la paz sobre las guerras napoleónicas sería una pérdida de tiempo: la verdad de la novela no depende de eso. ¿De qué, entonces? De su propia capacidad de persuasión, de la fuerza comunicativa de su fantasía, de la habilidad de su magia. Toda buena novela dice la verdad y toda mala novela miente. Porque «decir la verdad» para una novela significa hacer vivir al lector una ilusión y «mentir» ser incapaz de lograr esa superchería. La novela es, pues, un género amoral, o, más bien, de una ética sui generis, para la cual verdad o mentira son conceptos exclusivamente estéticos. Arte «enajenante», es de constitución antibrechtiana: sin «ilusión» no hay novela.”

De lo que llevo dicho, parecería desprenderse que la ficción es una fabulación gratuita, una prestidigitación sin trascendencia. Todo lo contrario: por delirante que sea, hunde sus raíces en la experiencia humana, de la que se nutre y a la que alimenta. Un tema recurrente en la historia de la ficción es: el riesgo que entraña tomar lo que dicen las novelas al pie de la letra, creer que la vida es como ellas la describen. Los libros de caballerías queman el seso a Alonso Quijano y lo lanzan por los caminos a alancear molinos de viento y la tragedia de Emma Bovary no ocurriría si el personaje de Flaubert no intentara parecerse a las heroínas de las novelitas románticas que lee. Por creer que la realidad es como pretenden las ficciones, Alonso Quijano y Emma sufren terribles quebrantos. ¿Los condenamos por ello? No, sus historias nos conmueven y nos admiran: su empeño imposible de vivir la ficción nos parece personificar una actitud idealista que honra a la especie. Porque querer ser distinto de lo que se es ha sido la aspiración humana por excelencia. De ella resultó lo mejor y lo peor que registra la historia. De ella han nacido también las ficciones.

Cuando leemos novelas no somos el que somos habitualmente, sino también los seres hechizos entre los cuales el novelista nos traslada. El traslado es una metamorfosis: el reducto asfixiante que es nuestra vida real se abre y salimos a ser otros, a vivir vicariamente experiencias que la ficción vuelve nuestras. Sueño lúcido, fantasía encarnada, la ficción nos completa, a nosotros, seres mutilados a quienes ha sido impuesta la atroz dicotomía de tener una sola vida y los deseos y fantasías de desear mil. Ese espacio entre nuestra vida real y los deseos y las fantasías que le exigen ser más rica y diversa es el que ocupan las ficciones.

En el corazón de todas ellas llamea una protesta. Quien las fabuló lo hizo porque no pudo vivirlas y quien las lee (y las cree en la lectura) encuentra en sus fantasmas las caras y aventuras que necesitaba para aumentar su vida. Ésa es la verdad que expresan las mentiras de las ficciones: las mentiras que somos, las que nos consuelan y desagravian de nuestras nostalgias y frustraciones. ¿Qué confianza podemos prestar, pues, al testimonio de las novelas sobre la sociedad que las produjo? ¿Eran esos hombres así? Lo eran, en el sentido de que así querían ser, de que así se veían amar, sufrir y gozar. Esas mentiras no documentan sus vidas sino los demonios que las soliviantaron, los sueños en que se embriagaban para que la vida que vivían fuera más llevadera. Una época no está poblada únicamente de seres de carne y hueso; también, de los fantasmas en que estos seres se mudan para romper las barreras que los limitan y los frustran. 

Las mentiras de las novelas no son nunca gratuitas: llenan las insuficiencias de la vida. Por eso, cuando la vida parece plena y absoluta y, gracias a una fe que todo lo justifica y absorbe, los hombres se conforman con su destino, las novelas no suelen cumplir servicio alguno. Las culturas religiosas producen poesía, teatro, rara vez grandes novelas. La ficción es un arte de sociedades donde la fe experimenta alguna crisis, donde hace falta creer en algo, donde la visión unitaria, confiada y absoluta ha sido sustituida por una visión resquebrajada y una incertidumbre creciente sobre el mundo en que se vive y el trasmundo. Además de amoralidad, en las entrañas de las novelas anida cierto escepticismo. Cuando la cultura religiosa entra en crisis, la vida parece escurrirse de los esquemas, dogmas, preceptos que la sujetaban y se vuelve caos: ése es el momento privilegiado para la ficción. Sus órdenes artificiales proporcionan refugio, seguridad, y en ellos se despliegan, libremente, aquellos “apetitos y temores que la vida real incita y no alcanza a saciar o conjurar. La ficción es un sucedáneo transitorio de la vida. El regreso a la realidad es siempre un empobrecimiento brutal: la comprobación de que somos menos de lo que soñamos. Lo que quiere decir que, a la vez que aplacan transitoriamente la insatisfacción humana, las ficciones también la azuzan, espoleando los deseos y la imaginación.

  Los inquisidores españoles entendieron el peligro. Vivir las vidas que uno no vive es fuente de ansiedad, un desajuste con la existencia que puede tornarse rebeldía, actitud indócil frente a lo establecido. Es comprensible, por ello, que los regímenes que aspiran a controlar totalmente la vida, desconfíen de las ficciones y las sometan a censuras. Salir de sí mismo, ser otro, aunque sea ilusoriamente, es una manera de ser menos esclavo y de experimentar los riesgos de la libertad.»

La verdad de las mentiras

Mario Vargas Llosa

[Fragmento]


domingo, 15 de octubre de 2023

Los profesores que llegan al límite de dejar la profesión

“Ya está: abandono la docencia”. Así anunciaba Esther Villardón, de 35 años, que deja la profesión de maestra después de una década dando clase de inglés en una carta escrita a este diario. Cuando hace siete años aterrizó en un instituto público, se encontró con una falta de apoyo de la dirección ante situaciones de acoso. “Una alumna amenazó a una profesora con que le iba a rajar las ruedas del coche, pero el centro le quitó hierro y lo justificó diciendo que lo hacía por llamar la atención”, explica. Entonces Villardón era tutora de un grupo de alumnos con necesidades especiales. Eran unos veinte en el aula y “cada uno tenía un problema bastante serio”. “Pedí ayuda, pero en dirección estaban tan saturados que me las tuve que apañar yo sola, incluso con padres gritándome por teléfono”, abunda. Para rematarlo, tenía un par de alumnos que llegaron sin conocer la lengua y que estaban en clase “mirando sin entender nada”. “Esos alumnos están condenados al ostracismo y a mí me frustraba un montón”, remata. La docente admite haberse “quemado” y deci- dió abandonar.

El caso de esta profesora madrileña refleja una tendencia de desgaste y colapso entre los docentes que está provocando bajas por ansiedad, dimisiones de directores o incluso abandono de la profesión. La carga de responsabilidad, la pérdida de respeto, los cambios legislativos o la dificultad de gestionar la diversidad en las aulas son algunos de los factores que explican este malestar.

Algunos estudios han empezado a poner cifras a esta problemática. El 40% de los docentes reconoce haber sufrido ansiedad, depresión o agotamiento físico y mental, según el informe El profesorado en España 2023, impulsado por Educo. El estudio, realizado a partir de encuestas a 600 profesores, también recoge una importante caída en la vocación: si en 2007 el 93% se mostraba ilusionado de su profesión, a pesar de los problemas, en 2023 la cifra se hunde casi a la mitad (48%).

En la cifra del 40% de docentes que admiten sufrir ansiedad también coincide el Barómetro Internacional de la Salud y del Bienestar del Personal de la Educación, publicado esta semana. Se trata de un informe internacional coordinado por la Red Educación y Solidaridad, realizado en 11 países de diferentes continentes, y que en España ha contado con 3.000 entrevistas realizadas entre febrero y junio de este año. El Barómetro revela que el 25% de encuestados ha sido víctima —y el 44%, testigo— de un episodio de violencia (sea física, moral o de ciberacoso). Asimismo, el 65% de docentes españoles considera su trabajo “bastante” o “muy estresante”, y el 84% cree que su profesión no se valora en la sociedad. Con todo, la satisfacción con la profesión es alta y casi el 75%, si pudiera elegir, volvería a ser docente.

Pérdida de prestigio

“Tengo muchos compañeros que dejarían la profesión, pero no lo hacen por motivos económicos o porque no encuentran alternativa”, asegura Margalida Llompart, profesora de Matemáticas, que, tras 23 años de carrera, ha tirado la toalla, al menos temporalmente. “Me gusta dar clases, pero lo he dejado porque estoy quemada y los centros cada vez están peor”, resume esta docente mallorquina, que tras las primeras semanas del curso actual decidió abandonar. Su descontento con el sistema empezó hace unos seis o siete años. “Veía que los alumnos llegaban cada vez con un nivel más bajo y tienes que hacer más trabajo con ellos y con las familias para que se esfuercen y valoren las Matemáticas”, lamenta. “Pero es muy difícil, llegan con pocos hábitos de aprendizaje”, dice. Llompart considera que las nuevas metodologías de enseñanza implantadas por la Lomloe “no ayudan”.

El inicio de este curso no fue bueno para esta docente. Llompart asegura que se sintió “frustrada” e incluso tuvo un ataque de ansiedad. Al final, le salió la oportunidad de ocupar un puesto en la Administración y dejó la docencia hace una semana. “Lo he dejado por ética profesional y por coherencia personal, porque no puedo enseñar a los alumnos para que lleguen al nivel que se necesita. Si hubiera continuado hubiera acabado de baja por ansiedad”, remata.

Esa es la situación en la que se encuentra Manel. Con 21 años de experiencia como profesor de Música en infantil y primaria, le afectó ver que su materia “es poco valorada, porque se asocia a fiestas y postureo”, así como el bajo nivel de los alumnos. “Hace 10 años entré en un colegio y me empecé a dar cuenta de que los niños no entendían lo que les explicaba, había muchas dificultades lectoras y de comprensión, tuve que hacer materiales especiales para ellos”, lamenta. “Me siento impotente”, remacha.

Ángel Guirado, psicólogo especialista en educación y presidente del Colegio de Psicólogos de Girona, apunta a que el malestar docente se debe a un cúmulo de factores, empezando por la naturaleza de esa profesión. “La educación es una de las profesiones más inciertas porque enseñas y educas, pero los resultados se verán de aquí a 10 o 15 años”. Tampoco ayudan los cambios constantes de legislación “especialmente por personas que no han pisado las aulas y lo hacen por temas políticos, eso no da estabilidad ni confianza a los profesores”, añade.

Uno de los motivos clave es la pérdida de prestigio de la figura del profesor. “Antes se criticaba a los docentes porque tenían muchas vacaciones. Ahora se critica todo, desde los criterios de evaluación a los métodos pedagógicos. Hay la sensación de que la escuela es criticable”, tercia Guirado. En la misma línea insiste Joan Cumeras, miembro de la Junta Central de directores de Cataluña. “Hace años, la palabra del profesor tenía credibilidad, pero ahora todo se pone en duda. Y como hay una sobreprotección de los hijos, se cree antes lo que explican los niños que al profesor. Antes todos teníamos un profesor que nos marcó en la escuela, pero ahora encontrar esto es más difícil porque se ha perdido este respeto. Además, las noticias que aparecen sobre educación son negativas, así que se degrada la imagen social”. Cumeras añade que esta pérdida de prestigio ha abierto la veda a que se produzcan agresiones verbales, pero también físicas de alumnos hacia profesores.

También genera angustia entre los docentes el hecho de sentirse impotentes a la hora de gestionar la diversidad de las aulas y el creciente número de trastornos que presentan los alumnos. “La diversidad ha aumentado a una velocidad superior a la capacidad de adaptación del sistema y de los profesores. ¿Y cómo gestionas estas situaciones nuevas con los mismos recursos de hace 10 años?”, cuestiona el psicólogo.

A esto se añade que a los docentes, y a la escuela, se les apunta como responsables de muchos conflictos sociales. “Tenemos que solucionarlo todo, cuando en muchos casos los padres hacen dejadez de funciones y piensan que la escuela ya les enseñará hábitos de comida, de comportamiento…”, comenta Cumeras. “Se habla mucho del malestar de los alumnos, pero no nos podemos olvidar de los docentes”, reclama.

El País15 Oct 2023

IVANNA VALLESPÍN / PAU ALEMANY / FRANCISCO UBILLA


miércoles, 11 de octubre de 2023

Nobel de Economía 2023 Claudia Goldin

La profesora de la Universidad de Harvard se convierte en la tercera mujer en obtener el galardón del Banco de Suecia

La Academia sueca de las Ciencias concedió ayer el premio del Banco de Suecia en Ciencias Económicas en Memoria de Alfred Nobel 2022, conocido como Nobel de Economía, a la estadounidense Claudia Goldin, profesora de la Universidad de Harvard (Massachusetts). El galardón, que la convierte en la tercera mujer en obtenerlo en 55 ediciones —y la primera en lograrlo en solitario—, reconoce sus estudios sobre la infrarrepresentación femenina y los menores salarios de las trabajadoras.

“Pese a la modernización, el crecimiento económico y el aumento de la proporción de mujeres empleadas en el siglo XX, durante un largo período de tiempo la brecha salarial entre mujeres y hombres apenas se cerró”, subraya la academia. “Y ella ha proporcionado el primer relato completo de los ingresos de las mujeres y la participación en el mercado laboral a lo largo de los siglos”.

Goldin (Nueva York, 1946), precursora en el análisis de la brecha de género, es licenciada en Economía por la Universidad de Cornell, doctora por la Universidad de Chicago, y en su dilatada carrera docente e investigadora ha pasado por Wisconsin, Princeton, Pensilvania y, desde 1990, Harvard. Además, forma parte de la prestigiosa Oficina Nacional de Investigación Económica desde hace más de tres décadas.

“Es un premio muy importante, no solo para mí, sino para muchas personas que trabajan en este tema [la brecha de ingresos entre hombres y mujeres] y que intentan comprender por qué persisten grandes desigualdades”, afirmó horas después, en conversación telefónica con AFP. Pese a reconocer “evoluciones importantes”, dijo, “sigue habiendo grandes desigualdades”. Ella misma es una precursora: fue la primera mujer en lograr un puesto fijo en los departamentos de Economía de Harvard y de Pensilvania, ambas de la muy prestigiosa Ivy League estadounidense.

La investigadora llevaba varias ediciones en las quinielas para obtener el premio. En 2019 ganó el Fronteras del Conocimiento BBVA “por sus innovadoras contribuciones al análisis histórico del papel de la mujer en la economía

“Sigue habiendo grandes desigualdades”, defiende la docente

El problema, explica, radica en gran parte en los mecanismos de promoción y por su análisis de las razones de la brecha de género”.

“El presentismo del hombre ha empeorado la brecha salarial con la mujer”, apuntaba entonces en una entrevista con EL PAÍS. “Desde los ochenta, durante más de 30 años, las mujeres no lo han hecho mal gracias a la mejora de su educación, en la que incluso superan al sexo masculino. Sin embargo, ha aumentado el número de hombres que echan más horas, que están todo el tiempo disponibles para la empresa. Y eso ha provocado que se haya quedado estancada la brecha y no se aprecie una mejora”.

Goldin también niega que el origen de la brecha de género fuese únicamente la discriminación: “Hay algo más”, deslizaba en aquella entrevista. Esta lacra, según sus investigaciones, creció de manera sustancial con el crecimiento de los trabajos administrativos y de servicios, un nicho del mercado laboral en el que los jefes tienden a valorar de sobremanera a los empleados que más tiempo están en su puesto de trabajo y no necesariamente a los más productivos. “Los hombres están desproporcionadamente disponibles para hacer largas jornadas en el trabajo, mientras que las mujeres están desproporcionadamente disponibles para dedicarse a tareas del hogar”.

La profesora es defensora de que los permisos de paternidad y maternidad sean iguales. Y de que los padres las tomen exactamente igual que sus parejas femeninas. “Se espera y se asume que las mujeres deben disfrutar una baja de maternidad, pero no se espera lo mismo de los hombres. Es necesario que esta actitud cambie para que deje de pensarse que el hombre que disfruta de una baja por paternidad no es un buen trabajador”, decía Goldin en 2019.

En 1990, la hoy Nobel publicó Understanding the Gender Gap– An Economic History of American Women (Entendiendo la brecha de género, una historia económica de las mujeres estadounidenses), una obra icónica en la que ponía en tela de juicio buena parte de las explicaciones que se habían dado a la brecha salarial. El origen, concluía, radica en gran medida en los mecanismos de promoción, con políticas institucionales y empresariales de gestión del personal que han contribuido a perpetuarla.

“Aunque el libro se ocupa de analizar un país, EE UU, sus resultados son aplicables a otros países”, decía al recibir el Fronteras del Conocimiento. “Los factores cruciales que han reducido las diferencias de género tienen que ver con lo que está ocurriendo en el entorno de los individuos, más que con los propios individuos. Sobre todo, se debe a cambios educativos que dan a las mujeres el empoderamiento necesario para desarrollar sus carreras profesionales”. Como cada año, con esta distinción —dotada con 11 millones de coronas suecas (950.000 euros)— se cierra la ronda de los premios Nobel. Se entregarán en una doble ceremonia que se celebrará el 10 de diciembre en Oslo (premio Nobel de la Paz) y en Estocolmo (los demás).

Los nombres femeninos son excepción entre los galardonados del Nobel de Economía. De los 93 ganadores, solo tres son mujeres: la estadounidense Elinor Ostrom (en 2009), la francesa Esther Duflo (en 2019) y, ahora, Goldin.

El País10 Oct 2023I. F.

martes, 26 de septiembre de 2023

IA Amazon

Amazon apuesta por la IA al invertir 4.000 millones en Anthropic

La empresa tendrá una participación minoritaria en la firma del ‘chatbot’ Claude

El País 26 Sep 2023M. J.,

Andy Jassy, en un acto de The New York Times en noviembre de 2022.

Amazon redobla su apuesta por la inteligencia artificial (IA) generativa. La compañía fundada por Jeff Bezos y dirigida por Andy Jassy anunció ayer una alianza estratégica con la start-up —empresa digital emergente— Anthropic en su carrera contra Microsoft, Google y otros gigantes por la nueva tecnología. Amazon invertirá hasta 4.000 millones de dólares (cerca de 3.800 millones de euros) en Anthropic y tendrá una participación minoritaria en la compañía, anunció el grupo a través de un comunicado. Como parte del acuerdo, la firma de IA usará microprocesadores y la capacidad de computación en la nube de Amazon.

Anthropic es una empresa centrada en la inteligencia artificial con sede en San Francisco (EE UU). Fue fundada en 2021 por los hermanos Daniela y Dario Amodei, antiguos miembros de OpenAI, la empresa que desarrolló ChatGPT y que se alió con Microsoft. Los hermanos Amodei fueron algunos de los que abandonaron OpenAI por sus diferencias con los acuerdos con Microsoft y con la dirección de la empresa. Uno de los principales inversores iniciales en Anthropic fue Alameda Research, la firma paralela de Sam Bankman-Fried, acusado de diversos delitos por la caída del mercado de criptomonedas FTX. Google Cloud, competidor de Amazon, también tomó una participación minoritaria en la compañía y sigue siendo su accionista.

miércoles, 10 de noviembre de 2021

Futuro de la Educación en España – Salamanca 8-9 de Noviembre, 2021

 

¿Qué deberíamos enseñar y aprender en el siglo XXI? ¿Hay que elegir entre igualdad de oportunidades y la excelencia? ¿Puede España conquistar la vanguardia educativa antes de 2050? ¿Se puede alcanzar un pacto educativo de largo plazo? 

Programa: https://www.espana2050.com/educacion

Enlaces:

1) https://www.youtube.com/watch?v=2C4MtzlNY6Y

2) https://www.youtube.com/watch?v=LHxhhJ6Mtvo

3) https://www.youtube.com/watch?v=GxGVmMpm13Y