miércoles, 27 de enero de 2021

La Universidad Europea planea por primera vez en España un ERE a profesores - El País

El fondo de inversión que gestiona la institución privada afirma que con los 275 despidos se adapta al mundo virtual. Los docentes imparten menos horas de clase porque el resto son enlatadas

En noviembre de 2020, técnicos del Ministerio de Universidades reunidos en charla informal con la prensa fueron muy claros: resulta “estupendo” que un fondo de inversión gane dinero con la gestión de una universidad, pero antes que nada debe de preocuparse de que sus alumnos reciban una educación superior de calidad en una institución que imparta docencia, investigue y difunda su conocimiento. Apenas dos meses después de este encuentro virtual, la Universidad Europea (UEM), que apenas investiga, negocia con su comité de empresa un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) a 275 trabajadores (la mayoría profesores).

Los despidos, si no se frena el proceso, van a llegar dos años después de que un fondo de inversión, el británico Permira, cogiese las riendas de una universidad española por primera vez en la historia. Y Permira hace también historia con su ERE, porque no ha habido otro al colectivo docente antes (la Politécnica de Madrid hizo uno a su personal de servicios en 2013). Las palabras de los técnicos del ministerio, sin duda, iban dirigidos a la Europea, pues solo hay otra universidad privada, la Alfonso X el Sabio, que ha pasado a manos de un fondo de inversión.

El decreto para frenar las “universidades chiringuito” levanta las primeras ampollas

Laureate Education, que se define como la mayor red global de instituciones académicas de educación superior del mundo, vendió en el primer semestre de 2019 por 770 millones de euros la Universidad Europea de Madrid, la Universidad Europea de Valencia, la Universidad Europea de Canarias y otros dos centros de Portugal ―la Universidad Europea en Lisboa y el Instituto Português de Administração de Marketing― a Permira. En total, un negocio con 26.000 estudiantes. Fueron muchos los fondos interesados y siete llegaron a la recta final.

El ERE se entiende dentro de “un proceso de modernización del modelo educativo y de gestión en respuesta a la clara evolución del sector”, explica la universidad a este diario, “y ello implica la transformación y digitalización de la organización”. En ningún momento Permira alega motivos económicos ―no puede hacer un ERE en ese caso sin pérdidas― sino de “reorganización” de su estructura.

“Bajo la dirección de Permira, estas instituciones mantendrán el énfasis en seguir brindando una enseñanza de alta calidad, proporcionando experiencias de aprendizaje nuevas e innovadoras”, prometió Pedro López, director de Permira en España. Y esas “experiencias de aprendizaje nuevas e innovadoras” han derivado, explican los profesores, en que cada uno de ellos preparó el curso pasado “materiales digitales”. En una plataforma cada docente tiene su “bloque digital” compuesto por lecciones enlatadas, ejercicios y vídeos que ha generado que equivalen a las 12 horas de clase que ha dejado de impartir.

En una carta, presidencia explica a la plantilla que han dejado de ofertar las asignaturas de menos demanda y han “sacado del porfolio 118 programas e incluido 91 nuevos”. Enrique Corrales, del sindicato USO y presidente del comité de empresa, asegura que esa cifra “está muy hinchada”, pues incluye cursos de expertos, grados que hace cinco años se extinguieron u otros que han cambiado de nombre.

La UEM cuenta a este diario que ha invertido 3,7 millones en digitalizar 292 aulas con equipamiento tecnológico y otros 4,7 millones en el portal del estudiante y otros servicios para “reducir paulatinamente la burocracia”. “Hemos pedido las facturas y no nos las han entregado porque la digitalización la hemos hecho nosotros con nuestro esfuerzo”, relata Corrales. “Nos han rebajado los créditos [horas de clase] por los bloques digitales y los alumnos se quejan porque no pueden interactuar con el profesor, preguntarle las dudas”, continúa el profesor y sindicalista. Cada universitario paga entre 1.100 y 1.200 euros al mes de matrícula y las clases se imparten presencial y online.

La Asociación de Estudiantes de Psicología ha mostrado su descontento en un comunicado. Aseguran que se matricularon atraídos por la interacción con los profesores y recuerdan a la universidad que ellos siguen pagando las cuotas de matrícula mensuales y que, llegado el caso, podrían denunciar por incumplimiento del contrato si todo se pasa a virtual.

La universidad no certifica la subida de alumnos este curso que el comité la cifra en un 7%, provocado en su opinión por el interés de estudiantes extranjeros en las enseñanzas en remoto. “Están aprovechando el momento de la pandemia para la digitalización y cuando termine ofrecer blended (mezcla), clases presenciales y online”, continúa Corrales, quien asegura que en 2019 la empresa creció un 8%.

Los campus tendrán dificultades para cumplir los requisitos de calidad científica en la criba de calidad que prepara el ministro Manuel Castells. En 2019 apenas se defendieron 13 tesis en la sede madrileña y ninguna en las otras dos universidades, que son muy jóvenes y ni siquiera tienen programas de doctorado (van a estar forzados a ofertar al menos tres).

Fe de erratas. En una versión anterior se afirmaba que los alumnos recibían solo clases online desde el confinamiento, cuando existe también la modalidad presencial.

EL PAÍS. ELISA SILIÓ. Madrid - 22 ENE 2021 - 09:41 CET

Eectos económicos y académicos de la pandemia - Ana Torres Menarque

Primer ERE en una universidad privada en España y primeras evidencias de mayores suspensos en alumnos de 14 años.

Los efectos económicos y académicos de la pandemia comienzan a causar estragos

Primer ERE en una universidad privada en España y primeras evidencias de mayores suspensos en alumnos de 14 años

El covid empieza a calar en la base de los sistemas educativos, tanto en lo que afecta a los alumnos más adolescentes como a los cimientos de algunas universidades. Esta semana hemos conocido que los estudiantes madrileños de tercero de la ESO sujetos a la semipresencialidad han obtenido peores notas que en años prepandémicos, con un 20% más de suspensos. Por otro lado, la Universidad Europea (UEM), que apenas investiga, negocia con su comité de empresa un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) a 275 trabajadores (la mayoría profesores), el primero al colectivo docente (la Politécnica de Madrid hizo uno a su personal de servicios en 2013).

La pandemia ha pillado a los alumnos de Secundaria en plena adolescencia, una etapa en la que los factores socio-emocionales, afectivos y de referencia cobran una importancia primordial y median en todos los procesos cognitivos, explica Marta Delgado, orientadora educativa en el instituto Juana de Castilla. “El problema que nos encontramos ahora es la desmotivación, que se descuelguen, es complicado”, añade Esteban Álvarez, presidente de la asociación de directores de centros de secundaria de la región madrileña.

Volviendo a la educación superior, otro de los grandes temas de la semana ha sido el publicado por la sección de Ciencia de EL PAÍS en el que se plantea si las universidades son focos de supercontagio. Mientras los representantes de los estudiantes abogan por mantener de forma telemática la actividad ante el aumento de contagios y la falta de “adaptación”, en su opinión, de las instalaciones, los responsables de las instituciones académicas defienden que “son espacios seguros”. Por otra parte, dos estudios han abordado la situación: en uno, investigadores de Stanford admiten el riesgo de que las facultades sean focos de supercontagio; pero estos científicos y otros de la Universidad de Harvard concluyen que se puede y se consigue conjurar esta amenaza.

El protagonismo en cuanto a actualidad sigue en el terreno universitario. Los erasmus del Reino Unido eligen España como primer destino y los españoles las islas británicas como segundo (tras Italia y por delante de Alemania). Pero el curso 2021-2022 será el último (salvo en Irlanda del Norte) en el que se intercambien alumnos bajo este formato que ha permitido a 100.000 británicos estudiar en una universidad de la Unión Europea entre 2014 y 2020. ¿Y ahora qué? Desde que el Brexit se votó en 2016, las universidades del Reino Unido han tejido un plan b a través de redes de colaboración con homólogas europeas para salvar el Erasmus+ si los políticos no se entienden (y de momento, no lo han hecho).

En palabras del redactor jefe de Opinión de EL PAÍS, Andrea Rizzi, “la renuncia británica a permanecer en el programa educativo revela el escaso valor que otorga a la presencia de estudiantes extranjeros y un optimismo que roza la fe sobre las ventajas de ir solos".

ANA TORRES MENÁRGUEZ

viernes, 22 de enero de 2021

«The Hill We Climb» – Amanda Gorman

 Mr. President, Dr. Biden, Madam Vice President, Mr. Emhoff, Americans and the world, when day comes, we ask ourselves where can we find light in this never-ending shade? The loss we carry, a sea we must wade. We braved the belly of the beast.

We’ve learned that quiet isn’t always peace, and the norms and notions of what just is, isn’t always justice. And yet the dawn is hours before we knew it, somehow we do it, somehow we’ve weathered and witnessed a nation that isn’t broken but simply unfinished.

We, the successors of a country and a time, where a skinny Black girl descended from slaves and raised by a single mother can dream of becoming president, only to find herself reciting for one.

And yes, we are far from polished, far from pristine, but that doesn’t mean we are striving to form a union that is perfect. We are striving to forge our union with purpose, to compose a country committed to all cultures, colors, characters and conditions of man. And so we lift our gazes not to what stands between us but what stands before us. We close the divide, because we know to put our future first, we must first put our differences aside.

We lay down our arms so we can reach out our arms to one another. We seek harm to none and harmony for all. Let the globe, if nothing else, say this is true, that even as we grieved, we grew. That even as we hurt, we hoped.

That even as we tired, we tried. That we’ll forever be tied together, victorious, not because we will never again know defeat, but because we will never again sow division.

Scripture tells us to envision that everyone shall sit under their own vine and fig tree, and no one shall make them afraid.

If we’re to live up to our own time, then victory won’t lighten the blade, but in all the bridges we’ve made, that is the promise to glade, the hill we climb if only we dare, it’s because being American is more than a pride we inherit. It’s the past we stepped into and how we repair it.

We’ve seen a force that would shatter our nation rather than share it, would destroy our country if it meant delaying democracy.

And this effort very nearly succeeded. But while democracy can be periodically delayed, it can never be permanently defeated. In this truth, in this faith, we trust. For while we have our eyes on the future, history has its eyes on us.

This is the era of just redemption. We feared at its inception. We did not feel prepared to be the heirs of such a terrifying hour, but within it we found the power to author a new chapter, to offer hope and laughter to ourselves.

So, while once we asked, “how could we possibly prevail over catastrophe?”, now we assert, “how could catastrophe possibly prevail over us?” We will not march back to what was, but move to what shall be, a country that is bruised but whole, benevolent but bold, fierce and free. We will not be turned around or interrupted by intimidation.

Because we know our inaction and inertia will be the inheritance of the next generation. Our blunders become their burdens. But one thing is certain. If we merge mercy with might and might with right, then love becomes our legacy, and change, our children’s birth right.

So let us leave behind a country better than one we were left with, every breath from my bronze-pounded chest, we will raise this wounded world into a wondrous one. We will rise through the gold-limbed hills of the west, we will rise from the windswept northeast where our forefathers first realized revolution. We will rise from the lake-rimmed cities of the Midwestern states. We will rise from the sun-baked South.

We will rebuild, reconcile, and recover, in every known nook of our nation, in every corner called our country, our people diverse and beautiful, will emerge battered and beautiful. When day comes, we step out of the shade, aflame and unafraid.

The new dawn blooms as we free it for there is always light if only we’re brave enough to see it, if only we’re brave enough to be it.